sábado, 20 de septiembre de 2008

Meditación Zen


Me siento en el almohadón de meditación, es un rescate del estrés. Suelto la exigencia propia y de los que me rodean. Hay mucho espacio dentro y elijo estar perdida. Mi desorientación es más segura, no es omnipotente, no hay miedo ni encierro.
La chicharra mental sigue sonando, pero es divertida su ridiculez.

Soy Mafalda, detengo la rotación del círculo de pretensiones. Me libero: simplemente respiro.
En mí los cuerpos que me integran.
Los que amo anidan las sensaciones presentes de quietud.

Nada me aleja de esta verdad radiante.
Confío.
...silencio en un sitio de entrega primordial.


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