domingo, 18 de enero de 2009

Medioambiente el gran bien común.


“La tierra tiene pena necesita medicina y un poquito de amor que le cure las heridas que tiene…”
… canta la Bebe en su último disco “Pafuera Telarañas”, Madonna cede lo recaudado por bajar de internet su tema “Hey you” a una institución dedicada a la protección del clima, Di Caprio estrena un documental sobre el calentamiento global y Julia Roberts visita la patagonia chilena como parte de la campaña contra las represas de Aysen. Si bien son todas reacciones a un importante asunto de fondo, el “glamour farandulesco”, puede contaminar y terminar tirando en contra de esa postura, a quienes la entienden como una especie de moda propia de grupos de “elite”.
Afortunadamente al mismo tiempo Al Gore recibe el premio Nobel de la paz por difundir en “la verdad incómoda”, el riesgo de catástrofe que acarrea seguir utilizando irracionalmente los recursos no renovables del planeta y, sirve como evidencia más seria de que, la administración sustentable es un epicentro actual, del conflicto entre derechos públicos y privados, es decir, un asunto capital que hace al bien común.
Pero hay voces al interior de nuestro país que apuran la entrega de aguas, aislando a los opositores, a quienes tildan de “ambientalistas” , una nomenclatura que parece un exilio de estirpe, viejo truco, nada democrático para insonorizar la contrapartida de su postura. No es el único artilugio, la marcha de las comunidades contrarias a las represas (el pasado 14 de Marzo) no apareció en ningún noticiero del país y, la amenaza sobre la cuenca del Maipo que abastece el 70% del agua potable de Santiago es casi desconocida por la población.

Mientras el desarrollo sustentable es asumido como uno de los grandes conflictos sociales y culturales que afronta el siglo XXI y, el Asia busca éxito en la rehabilitación y protección de los recursos hídricos, al tiempo que los servicios en ciudad México (CONAGUA) declaran situación límite en materia de agua (19 millones de personas aproximadamente) , es decir, las pruebas de la urgencia se hacen visibles como un reguero sintomático que va incluyendo toda cotidianeidad; en nuestro país, el uso del lenguaje público, a mi juicio, parece mandar al rincón, o mejor dicho, pretende convertir en una “casta” a aquellas personas que estamos reconociendo la emergencia planetaria. Se cuestiona la representatividad y la fuerza transversal de este alerta, pero casi nunca se examinan los modelos económicos o la inteligencia de un empresariado depredador de la naturaleza, ajeno a la economía sustentable y moderna, que encuentra en estos países subdesarrollados cuerpos legales atrasados que avalan su arcaico y peligroso proceder.

Se nos puede acusar de ser vanales por venir de grupos “selectos” o incluso considerar el mismo discurso como una afán exquisito en un contexto de precariedad latinoamericana tercermundista y, es cierto que, hacer resistencia social, es un derecho que no todos pueden ejercer, se necesita tiempo y, hay mucha gente que no puede ocupar su tiempo en nada más que sobrevivir. Lamentablemente hoy la resistencia se está produciendo solo en las esferas que pueden ejercerla y no son todas.
Esto solo hace que la prevención y la resistencia sea más necesaria, los recursos no renovables nos pertenecen a todos los Chilenos, son un bien público, bases y garantías del bien común, acá estamos todos implicados y, la inteligencia ambiental está llamada a ejercer dominio sobre el ADN estatal. De eso depende salvarnos.

La vanalización del discurso y del conflicto, y la omisión, con que los poderes abusan, perpetúa la ignorancia. Siguen matando cisnes de cuello negro, ríos, humedales y, con el mismo ensimismamiento se degrada la orgánica democrática. Exigir que el uso de los recursos no renovables, se haga pensando en preservar la especie, bajar el “profit” o el provecho, del altar de las políticas públicas y denunciar la peligrosa complicidad con que se facilita la irreversible degradación de los patrimonios ecológicos, más que la postura un grupo “alternativo” o de una “clase” de gente, es resistir desde una plataforma de conocimiento necesaria y decisiva para todos sin distinción. Pido que con la misma rapidez con que se intenta desprestigiar los argumentos y la representatividad del conflicto ciudadano, se revisen los márgenes de fiscalización y los bienes implicados en la privatización de la naturaleza. La privatización en manos de empresas y legalidades que no incluyen la sustentabilidad para la producción, produce Sobretalaje, sobreexplotación marina, especies en extinción, desertificación, erosión de suelos, contaminación ambiental, acústica, degradación de los bienes comunes, lo que, no puede de ningún modo ser ganancia para todos sino para unos pocos.

Rechazo la segmentación propuesta e implícita y que la explotación de algunos nos siga costando tesoros irrecuperables a todos nosotros como el acuífero de Coposa, el ecosistema del río Cruces, la bahía de Chañaral, río Copiapó, Aguas de Vallenar, ríos Bío Bio, Andalién y Vergara, canal Dalcahue por citar solo algunos bienes comunes. Democratizar la globalización invita a revisar las perspectivas para hacerlas integradoras. Nosotros podemos, mientras tanto, elegir un uso del lenguaje que no avale este tipo de valores implicados. La discursiva actual puede perfeccionarse, democratizarse si pone el cuidado ambiental en el uso y desarrollo de la conciencia ciudadana y no en un corral social más, de la ingeniería de privilegios.

2 comentarios:

Melvyn Maximiliano dijo...

"…El agua cura todo lo toca, todo lo que toca cambia…", dice una canción Lakota.
Y tienes razón, todos necesitamos medicina de la conciencia de ser cada día una mejor persona, única forma que siento de poder vivir.
Llegué a tu blog, porque escuché una entrevista en Podcaster, y ahora aparte de escuchar puedo leer...gracias por tus "palabras sentimientos" y principalmente por tu ironía....
Gambatte Kudasai!!!!

teikozen dijo...

Muchas gracias. De hecho la situación de la Cuenca hidrográfica del Maipo que es estratégica para Santiago y sus seis millones de habitantes, está en un punto crítico y es posible que se vote. Los responsables de decidir no pueden olvidarse que están disponiendo de nuestros bienes comunes y en el caso del agua de nuestra garantía país.Un abrazo