viernes, 6 de noviembre de 2015

Manifiesto

Yo tomé el avión ¡¡Dejé el país!! No me quedé a esparcir los saltos divertidos de mi excesivo contacto con la humedad del pasto. Llevé los secretos que había zurcido mi ánimo con la mirada de los gatos, con las veces que abandoné la casa paterna, la ingenuidad de bandera que había en la piel saltona antes de los miedos y las prisas. No dejé razones para molestarlos: Ni mi voz consciente, combinada, contraria a la medida tibia de ese pasado patán de la dictadura Ni mis paseos de sonámbula por la mañana y su conversación promiscua con las flores silvestres ¡Yo hice la pega de liberarlos a todos de mi “Too much”! Escuché con respeto a la psicóloga que me preguntó en el funeral de mi viejo “¿Por qué todo es tanto?”. Me quedó claro que el cielo que podía dar respuesta, había que mirarlo sin molestar a nadie. Y llegué a un país que me ayudó a profesionalizar mi opulencia. Me escribío un camino desde el que igual fui vista, filmada, aplaudida Mis planetas se habían expandido y salieron animales disfrazados que igual eran desconocidos, me crucé con sirenas hasta adquirir la piel laminada y reluciente, ¡por fin pude cantar con mi voz de serpiente! y cayeron ratones, pájaros, cocos y años. Me vinieron a visitar millones de grillos a las piscinas donde entrenaba. Todo se puso bastante normal. -En el país de todo es tanto a nadie le falta nada.- Ahora estoy de vuelta y cada tanto veo a los matones del límite intentar sus azotes. Traje unos zancos con resortes y por ahora me disparan sin acierto. No me pienso ir, Hay para todos.

1 comentario:

Unknown dijo...

No te vayas, eres una de las pocas luces en esta bruma constante.